lunes, 9 de mayo de 2011

A MARÍA ARTILLO

Como un suspiro que alegre vuela
aleteando por labios entreabiertos.
Como una mirada perdida
se adentra en el universo.
Como cada día que comienza
a pedir un cielo eterno.
Como cada noche que siembra
de sonidos un nuevo juego.
Como siembra la muerte la vida
arando en campos nuevos,
llegaste como siempre aquel día.
¡¡Cruzaste el umbral sin quererlo!!
Y en el dolor de la vida
que nos mueve sin saberlo
corrieron pidiendo ayuda
¡¡María yacía en el suelo!!
 Fueron las manos amigas
las que por ti pidieron.
La voz de alarma ya fue dada,
tu corazón  no pudo verlo.
Y pidiendo al cielo con ansias
de un renovado esfuerzo
volviste de nuevo a la vida
¡¡OH esperado consuelo!!
De nuevo cruzaste el umbral
de las manos de los médicos.
María por fin respira.
¡¡Esta estable, la tenemos!!
Tu vida aún tenía
un hálito de espíritu nuevo
¡¡Espíritu de Dios que nos guías
mírala con gran consuelo!!
Que tu amor, que todo lo cuida
la renueve con tu amor por dentro.
Ahora solo espero María
que este escrito que te entrego
lo leas en compañía
de todos los que por Ti pidieron.

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